miércoles, 5 de noviembre de 2008

Vacío

El otro día, leyendo "La Muerte de Iván Ilich" de León Tolstoi, medité acerca de la insignificancia del ser humano. Cuando todos vamos a un funeral, hay un sentimiento de tristeza dentro de nosotros, o de que algo nos hace falta (la persona), pero por este motivo (la muerte de una persona) ¿dejamos de comer, de jugar con nuestros amigos cartas los sábados, olvidamos nuestro trabajo, y nos dedicamos sólo a pensar en la persona?, la respuesta es no. Esto es muy impactante, pues todos creemos que somos lo más valioso de esta vida, creemos que somos lo máximo, pero en realidad, si morimos, el mundo no se para, es más no sucede nada mas que dejar dolor en las personas por un tiempo. Hay una gran deshumanización en el mundo en estos momentos, no se le da gran importancia a la vida de las personas, un ejemplo de esto es la Ley del Aborto y las constantes guerras que se producen en el planeta sin importar las muertes de niños, mujeres, y hombres. La finalidad de esta vida es ser buenas personas y tener buenos sentimientos para dejar recuerdos agradables a las personas, dejar una huella buena en esta vida para poder pasar sin remordimientos a la próxima.

KSAS

1 comentario:

Mongua dijo...

Ciertamente esa sensación deja la lectura de "La muerte de Ivan Ilich" Vacío... y la reflexión que haces es interesante... a los humanistas nos gusta que se tome más en cuenta la persona... pero si hablas con científicos o "ingenieros" (por llamar de algún modo a la gente con mentalidad mecanicista), te dirán que sólo somos un fragmento en el tiempo... Lo importante no es que seamos, porque somos ambas cosas a la vez (cuestión de perspectiva), sino de como enfrentamos los problemas (de comunicación por ejemplo), si sabemos que existe esta diferencia de mentalidad. That is te Question