miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los Heraldos Negros


LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!


Este poema muestra de una manera muy explícita el dolor, ya que las descripciones que maneja son muy fáciles de imaginar, y esto hace que el poema resulte muy agradable y fácil de entender. Un ejemplo de esto es la parte en la que el autor escribe que hay dolores tan fuertes que abren zanjas obscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Esto es muy cierto, ya que hay dolores que terminan doblegando a la persona más fuerte.

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